domingo, 20 de enero de 2013

LAS «CUEVAS DE OSUNA» Y LO QUE LA ADMINISTRACIÓN ENTIENDE POR SALVAGUARDA DE UN BIEN DE INTERÉS CULTURAL (BIC)

1. Osuna. Panorámica de la cueva sepulcral de la Vía Sacra (izquierda) en 2005, en el entorno de Las Canteras y junto a las ruinas de la ermita renacentista. © Juan A. Pachón.

Hace ya seis años desde que publicamos la monografía sobre la necrópolis rupestre de Las Cuevas de Osuna (Pachón y Ruiz Cecilia, 2006), pero cada día que pasa representa una amenaza constante sobre su supervivencia; de modo, que, de seguir así su situación, no debería extrañarnos que lo próximo que tengamos que anunciar sea su desaparición. La semana pasada, el diario Viva Sevilla publicaba una noticia al respecto (Fernández Caro, 2013), en la que se incidía sobre el lamentable estado de deterioro que sigue afectando a este monumento histórico, pese a su declaración patrimonial de BIC, que exige la máxima protección contemplada en el actual régimen jurídico de la vigentes leyes de patrimonio españolas (LPHE y LPHA) que afectan a Andalucía.
Aunque la foto inicial que abre esta entrada ofrece una imagen reciente de una de esas cuevas, esta está fuera del grupo principal que da nombre al sitio, pero también muestra el mismo estado de deterioro penoso, con parte de la estructura en peligro de colapso y el mantenimiento de menos de la mitad del volumen constructivo original (imagen 1). El hecho de que la cueva se sitúe en espacio público nos hace ser algo más optimistas respecto de su posible y más fácil recuperación, pese a que las sucesivas corporaciones municipales de Osuna hayan hecho hasta ahora oídos sordos para intervenir directamente en su conservación. No obstante, esa inacción  no difiere demasiado de otras actuaciones igualmente ineficaces en ayuntamientos con restos patrimoniales, pero en Osuna resulta más chocante por el gasto empleado en arreglar accesos en el yacimiento (Vereda de Granada), o incluso en dotar a las proximidades de la tumba aludida de un espacio de ocio (usado como botellódromo) con áreas arboladas, aunque sin dedicar –en cambio– ni un solo euro para la mínima y necesaria rehabilitación de la cueva. Pero, como decimos, seamos optimistas al menos con los bienes culturales de propiedad pública que, respecto de Las Cuevas de Osuna, lo son solo parcialmente. Lo más preocupante sigue siendo la parte de la necrópolis rupestre que continúa en manos privadas, como manifiesta el artículo de prensa de referencia (imagen 2) y las imágenes que vamos a comentar:

2. Artículo de opinión sobre la lamentable situación de Las Cuevas de Osuna. © Viva Sevilla.

En primer lugar, en el núcleo principal de Las Cuevas, el dominio privado sobre el espacio patrimonial es mayoritario, algo que venía siendo habitual desde bastante tiempo atrás. Lo importante es el cambio de uso que se le ha dado a la finca donde se sitúa esa parte de la necrópolis y que puede observarse en las imágenes de la entrada a la Cueva del Caracol (imagen 3), que ilustran ese cambio en el trascurso de tres decenios. Desde 1973, cuando el terreno se explotaba mediante una sencilla agricultura de secano y olivar que no afectaba a las construcciones rupestres, hasta 2005, cuando ya se había producido el añadido de una explotación ganadera que utilizaba esa misma cueva como aprisco permanente para el ganado, pero que ha llegado a alterar el hueco de acceso al subterráneo, por no hablar de las inmediaciones de esa entrada.

3. Osuna. Entrada a la Cueva del Caracol en 1973 (izquierda), según R. Corzo y en 2005 (derecha), según Juan A. Pachón.

La finca ha sufrido, además, cambios muy profundos que han acabado con aquel aspecto estrictamente rural y bucólico, que la caracterizaba hasta principios de la década de los setenta del siglo pasado. Pese a ser una transformación lenta, en la actualidad, el cambio de fisonomía ha sobrepasado un nuevo límite, generando volúmenes constructivos de uso auxiliar para el ganado que comprometen la estabilidad de los subterráneos, al añadir a las cubiertas pétreas naturales unos pesos que amenazan con un más que inminente hundimiento.

4. Osuna. Parte oriental del yacimiento, según el 'Vuelo americano' de 1956. Se señala el área de las Cuevas de Osuna. El punto rojo indicaría la situación de la Cueva del Caracol, al norte de la Vereda de Granada.

     El punto de partida podría señalarlo la figura anterior, que visualiza la zona necropolar de Las Cuevas de Osuna en la década de los cincuenta del siglo pasado, cuando la situación no debía ser muy distinta de la que se había detectado durante las excavaciones del siglo XVIII (Rodríguez Marín, 1889), con algunas de las cuevas exploradas entonces, ocultas o a medio enterrar por las tareas agrícolas tradicionales, propias del cultivo olivarero de secano secular. La fotografía recogida en nuestra imagen 3, izquierda, ilustraría perfectamente la realidad de aquel momento, prolongada hasta los años setenta.
     Las primeras transformaciones se han hecho evidentes en las imágenes aéreas que se conservan en el archivo histórico del visor cartográfico de Google y del que hemos recogido la imagen correspondiente a 2004, cundo ya se había construido un chalet y algunas dependencias junto y delante de la Cueva del Caracol, tal como muestra parcialmente la imagen 3, derecha.

5. Osuna. Parte oriental del yacimiento, en 2004, según Google Earth. Se señalan los mismos detalles de la imagen anterior.

    La antropización del entorno de Las Cuevas es igualmente evidente en otras zonas, pero respecto de la necrópolis que tratamos, el rectángulo blancuzco y las pequeñas manchas azuladas, bajo el punto de La Cueva del Caracol que se aprecian en la imagen 5, explicitarían perfectamente esa transformación progresiva del área funeraria de Osuna y su imparable deterioro. Aunque todavía se conserva el viejo olivar que ocupaba parcialmente el espacio necropolar, así como su entorno septentrional. Aunque hoy, la transformación parece ya definitiva (imagen 6).

6. Osuna. Parte oriental del yacimiento, en 2011, según Google Earth. Las nuevas construcciones vuelven a interesar y sobrepasar el núcleo central de Las Cuevas, además de haberse extraído los viejos olivos que cubrían toda la finca y que aún eran visibles en las anteriores vistas aéreas.

     Aunque la declaración BIC del yacimiento de Osuna se produjese en el año 2000 (Jofre y Ruiz Cecilia, 2001), las actuaciones constructivas que deben considerarse antipatrimoniales han seguido sucediéndose, como si nada hubiese cambiado con la protección patrimonial del sitio. Nos referimos sustancialmente a construcciones y alteraciones de todo tipo: casas en la calle Cantera Luisa, ilegales por lo demás; trasformación de la cantera de El Coto, con seguridad de origen romano; levantamiento de naves ganaderas y socavamiento del subsuelo en Las Cuevas para nuevas plantaciones y adecuación de la explotación agropecuaria, etc.

7. Arriba: arranque a la izquierda de la calle de Arcadio Martín, tallada en la roca, a cuyos lados se abre el resto de subterráneos mortuorios documentados en el siglo XVIII (año 2000). Abajo: La misma calle prácticamente vaciada del relleno arqueológico que todavía la salvaguardaba un quinquenio antes (año 2006). Obsérvese el inadecuado y destructivo uso ganadero del espacio funerario romano. © Juan A. Pachón.

     Prueba de ello es la limpieza que se hizo en Las Cuevas de la denominada Calle de Arcadio Martín (imagen 7), donde se habían descubierto las pinturas parietales romanas que se publicaron en el último cuarto del siglo XIX (Ríos, 1880) y que había permanecido sepultadas hasta hace poco tiempo (fig. 8),  asegurando la cierta conservación de esos frescos policromos que hoy están prácticamente desaparecidos, como pudo comprobarse en la última exploración a principios de esta centuria, probablemente por la exposición a la intemperie y la humedad desde que se pusieron nuevamente al descubierto. Desgraciadamente, la cerrazón de los propietarios para hacer más franco el acceso a la necrópolis ha impedido un seguimiento exhaustivo de la evolución de esas pinturas; pero, parece claro que la casi absoluta pérdida de las mismas se debe, en gran medida, a las condiciones en que las cuevas permanecen y al dramático cambio de sus condiciones de conservación producido en las mismas desde su desenterramiento.

8. Osuna: Cuevas de Osuna. Las pinturas de la cueva 2, según D. de los Ríos, a partir de su lámina III. A partir de Pachón y Ruiz Cecilia (2006: 171, Fig. 3).

     Pero, si las causas más directas de estos ataques al patrimonio deben buscarse en las acciones unilaterales de muchos e incívicos particulares, tampoco podemos eximir de responsabilidad a las instituciones públicas que son las que, por encima de los delitos privados, han de velar por el cumplimiento de la ley y por preservar el patrimonio histórico, adecuando todas sus actuaciones sin entrar en contradicción alguna consigo misma. En el caso de Osuna, en el de sus cuevas sepulcrales romanas y en el de buena parte del yacimiento arqueológico de la antigua Urso, la contradicción es palpable. La declaración BIC no es compatible con el mantenimiento de las tradicionales prácticas antipatrimoniales, ya que la nueva situación de protección exige del administrador el celo que nunca se ha tenido en el sitio, aunque de momento los hechos parezcan indicar que tampoco se tendrá.
     Como ciudadanos, estamos obligados denunciarlo y exigírselo a nuestras autoridades locales y autonómicas. Ni siquiera vale argumentar la imposibilidad propia de la carestía que se deriva de la delicada situación económica, ya que buena parte de las desgraciadas intervenciones contra el yacimiento se han venido haciendo desde mucho antes, incluso en tiempos de bonanza económica. Pero, además, si el problema es solo crematístico, muchos son los caminos de donde obtener recursos para invertir en la Osuna de nuestros ancestros, como han sabido hacer otros muchos sitios como  Baena (véase la entrada anterior de este mismo blog). Dejar de hacerlo empieza a ser no solo una simple dejadez de las obligaciones de nuestros administradores, sino una clara implicación delictiva de la que habrá que empezar a exigir responsabilidades donde proceda. La catalogación de un yacimiento arqueológico con la figura de BIC no admite, en su interpretación, doblez alguna: solo protección, protección y protección del bien catalogado.


Bibliografía

FERNÁNDEZ CARO, F. 2013: «Patrimonio arqueológico en estado de coma», Viva Sevilla. 16 de enero, p. 2.

JOFRE SERRA, C. A. y RUIZ CECILIA, J. I. (2001): «El B.I.C. de la zona arqueológica de Urso», Cuadernos de los Amigos de los Museos de Osuna, 3, pp. 19-20.

PACHÓN ROMERO, J. A. y RUIZ CECILIA, J. I. 2006: Las Cuevas de Osuna. Estudio histórico-arqueológico de una necrópolis rupestre de la Antigüedad. Asociación de Amigos de los Museos. Osuna. (Esta obra recoge toda la documentación existente del yacimiento).

RÍOS Y SERRANO, D. de los. 1880: «Las Cuevas de Osuna y sus pinturas murales», Museo Español de Antigüedades, X. Madrid, pp. 271-280.

RODRÍGUEZ MARÍN, F. 1889: «Las Cuevas. Diario de los trabajos y descubrimientos verificados en los años 1784 y 1785». Apuntes y documentos para la Historia de Osuna. Osuna, pp. 115-138. (Existe una edición facsímil de esta obra, editada por los Amigos de los Museos de Osuna. Osuna, 2006).

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A principios del mes de febrero, las noticias sobre el estado patrimonial de Las Cuevas también han tenido eco en la prensa local. Concretamente en el periódico del PP, grupo opositor en la corporación municipal de Osuna, que parece que tratará de concienciar al gobierno municipal para que se empiecen a tomar medidas al respecto:

Esperemos que esta buena noticia no se interprete en el debate político del municipio como otra simple propuesta de la oposición. Que, como viene siendo habitual, solo se vea como una simple excrecencia de la ideología de los contrarios y, por tanto, merecedora del más completo rechazo. No es la primera vez que lo decimos, pero es imprescindible que la defensa del patrimonio supere los estériles enfrentamientos partidistas y se empiece a velar por lo que nos interesa a la inmensa mayoría de los ciudadanos, tal como exigen las vigentes leyes culturales. 

3 comentarios:

  1. Un blog francamente interesante que acabo de descubrir pero que sin duda exploraré a fondo. Soy gallego pero todos los años viajo a Andalucía y todo lo que sea disponer de información sobre lugares de interés arqueológico me será muy útil. Desde luego la visita a las cuevas de Osuna me la apunto. El año pasado estuve visitando los dólmenes de Menga y publiqué un artículo en mi blog (oestrymnio.blogspot.com.es) ¿Me puede recomendar algún lugar especialmente importante para el megalitismo andaluz? Un saludo.

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  2. Varios de la provincia de Granada
    1. Peñas de los Gitanos, Montefrío
    2. Sierra Martilla,Los Ventorros de San José, Loja
    3. Dólmenes de Gorafe
    4. Dólmenes de Gor (http://www.gor.es/pdf/arqueologia.pdf)

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  3. Buenas no se si me podra ayudar, me encanta de ir de excursion a zonas de cuevas, caminar y ver lo que fue la vida pasada, he ido a bastantes zonas ya, cenascuras las viñas, barranco de las cuevas en hernan valle, baul, los balcones, zona de paulenca en guadix, todos esto en Granada, sabe alguna zona como estas, donde pueda andar bastante fotografiando cuevas, aqui en granada, un saludo y gracias por leerme

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