viernes, 30 de diciembre de 2011

BURDO ROBO DE MOSAICO ROMANO EN BAÑOS DE VALDEARADOS, BURGOS



     No ha sido la primera vez que ocurre un hecho como el de este lamentable robo, ejemplo -uno más- de la incuria cultural que todavía persiste en el suelo patrio. Quizás, lo más lamentable sea la peculiaridad del delito, que ha elegido diversas escenas del gran mosaico, desechando otras del conjunto, extrayéndolas además de una manera nada cuidadosa, posiblemente con pico.


Una de las escenas robadas (20minutos.es)

     Este detalle parece corroborar la hipótesis de que se trate, posiblemente, de un encargo de alguien que sí conoce perfectamente el interés de esas particularidades musiváricas desaparecidas, pero a quien tampoco le importa mucho la conservación patrimonial.


Escena central del mosaico, de la que se ha sustraído la inferior (actualidad.orange.es)

     El robo recuerda otros que siguen sin resolverse, como el del mosaico extraído en Itálica de la Casa de los Pájaros, hace ya la friolera de veintiocho años, o la sustracción de algunas piezas arqueológicas escogidas del Museo de la Necrópolis de Carmona, también hace ya demasiado tiempo. Todos concuerdan probablemente con el carácter de haberse gestado o instigado por coleccionistas poco escrupulosos, que encargaron la comisión de todos estos delitos patrimoniales.


Barracón de madera que protegía los mosaicos (heraldo.es)

     Pero, al margen de estas cuestiones, el suceso ha puesto en evidencia las debilidades que el sistema de protección patrimonial tiene en nuestro país. Por un lado, es razonable y deseable la conservación in situ de los bienes patrimoniales, pero -en ocasiones- las posibilidades de su guardia y custodia dejan mucho que desear en demasiados lugares de origen. Esto es lo que ha ocurrido en la villa romana de Santa Cruz, donde una humilde caseta de madera ha demostrado no ser suficiente aislamiento para el latrocinio.
     Estamos en época de crisis y no es momento para excesos en el gasto cultural preventivo, pero para tiempos futuros deberíamos pensar en una mejor gestión patrimonial, en la que no tendrían cabida proyectos insuficientes que ofreciesen demasiadas debilidades en su seguridad, ya que facilitarían la perpetuación de actos como el de esta villa romana de Burgos.
     Cuando la economía mejore, las autoridades culturales debieran considerar todos estos inconvenientes, de modo que implementaran suficientemente los gastos en aquellos lugares que pretendan, con razón, conservar y gestionar sus vestigios patrimoniales.

1 comentario:

  1. Si, como parece, la sustracción de los fragmentos se realizó con un pico, el autor o autores debían conocer cómo estaba instalado el mosaico en el yacimiento, mediante una infraestructura que mantenía el pavimento en hueco. En estas condiciones, el uso del pico permitiría romper el borde de la escena buscada sin dañar la escena deseada. Si el mosaico hubiese estado pegado físicamente al suelo, el pico solo hubiese permitido extraer trozos muy pequeños y deteriorando áreas muy importantes del espacio a sustraer. No estaría demás buscar entre personas cercanas al monumento, o entre aquellos que intervinieron en la instalación del ámbito visitable de la villa, para quizás encontrar a los culpables.

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